El cordero de Andrés
12/17/2019
Era un día soleado y caluroso. Andrés y su padre iban por el polvoriento camino hacia Jerusalén. El padre, con su cabello blanco por la edad, caminaba delante; todavía se conservaba muy fuerte. A Andrés se le hacia un poco extraño que solamente él y su padre recorriesen el camino este año pues en años pasados, todos sus hermanos y hermanas los habían acompañado. Todos habían crecido y ahora tenían que cuidar de sus propias familias; probablemente, Andrés, también se iría pronto de casa. A sus pies siguiéndole obedientemente, iba su corderito más hermoso.